En las últimas décadas los buhoneros se han tomado servidumbres y espacios públicos afectando a transeúntes en la ciudad capital.
De acuerdo con los mismos transeúntes, estos perjudican también a comerciantes que sí pagan impuestos.
Consideran que los buhoneros viven en la informalidad y merecen organizarse para una ciudad más amigable.
Se estima, según las autoridades, que solo entre los corregimientos de Calidonia y Santa Ana existen unos 600 buhoneros.
Afectados hacen un llamado a las nuevas autoridades a ponerle el cascabel al gato.